domingo, 14 de octubre de 2007

Un año mas

Dios! he tratado de escribir todo el día, y por una razón u otra, no he podido. Tomo mi cuaderno y el lápiz que andaba trayendo, me siento con una idea clara, pero nada. Se va, la idea se va sin dejar huella. Lo peor es que olvido mis divagaciones pronto si no las anoto. Son sólo pedazo de aire, de átomos inexistentes, de materia invisible, si de eso estuvieran hechos los pensamientos.

El sábado fue el cumpleaños de mi madre. Fue precioso, una tarde genial. Estaban mis primos y hermanos, tías y sobrinos, los que siempre nos juntamos y más. Era una sorpresa, y ahora que lo pienso, una muy cruel sorpresa. El plan era que no supiera nada hasta la hora de almuerzo en donde esperaban todos en la casa de mi tía, hermana de mi mamá. Pero el antes fue muy difícil. Tuvimos que mentir y actuar y hacerla creer que todos estaban en sus propios asuntos y que nadie vendría a saludarla. Estaba muy triste, me derretía el corazón. El después no fue problema. Cuando los vio a todos reunidos la pena se pasó y sonrió toda la noche. El plan había resultado, sólo que con un feo interludio.

Eso me hiso pensar (¡para variar!) en como afecta cada cosa que hacemos al resto. A veces podemos tener la mejor de las intenciones al hacer cierta cosa, pero provocar un gran daño al mismo tiempo. ¿Como saber en que va a resultar cada cosas que empezamos? Si lo supiéramos no habría misterio, no tendría sentido el buscar y pelear por algo. La vida sería inútil. Es una lástima tener que sufrir tantas penurias para lograr algo que valga realmente la pena. He ahí el valor que rescato de nuestra gran sorpresa. A pesar de que fue una espera dolorosa y hasta cruel, el fin superó las insospechadas expectativas. La hicimos feliz. Pero... ¿el fin justificó los medios? Creo que, de cierta forma, tengo una pincelada de culpabilidad en mi alma. Mi consuelo es saber que fue feliz, muy feliz.


En otras noticias, creo que comienzo a recuperar la calma. No se si son las nuevas pastillas, el dopaje o los días de descanso que me han hecho pensar por sobre de lo que pensaba. Pensar de verdad, con utilidad y sin el corazón herido. Razón pura pero no insensible, concreta. Creo que puedo ver con más claridad, aun que no desaparezca esa espina que tengo clavada en mi centro cardiaco. No se si algún día lo haga, probablemente si. Es sólo cuestión de tiempo, dicen por ahí. Tiempo y espacio. De alguna forma u otra, todo siempre vuelve al perfecto equilibrio, a lo que tiene que ser. Por ahora, me concentro en lo que está, en lo que tengo. Veo aquello frente a mi, es un comienzo. La taza roja con restos de té en ella, el plato con trocitos de torta de la fiesta y la cuchara. Puedo oler las Fresias amarillas sobre la mesa del comedor que inundan todo con su dulcísimo aroma. Escuchar "Keep fishing" en el computador y recordar la letra. Volver a escuchar en mi mente los halagos de mis parientes y reconocer (y aceptar honestamente) que tienen razón. Todo lo que me rodea y que, de cierta forma, me anima. Me recuerda que sigo viva, que por algo estoy, para algo estoy. Como la sorpresa de mi mami. Ella no lo sabía, pero después de su pena vino una gran alegría. Tal vez me suceda algo así. Tal vez por eso suceden las cosas, para valorarlas con mucho más amor. I hope so, I think so...